Columnas Uri Landman

Repitan después de mí: Se llama terrorismo

La semana pasada quise ir al cine después de varios meses. Al leer la cartelera de una de las cadenas de cine más grandes del país, encontré una película peruana del director Joel Calero que se llama “La Piel Más Temida”. Reconozco que he visto pocas películas peruanas, algunas muy buenas y otras no tanto. Sin embargo, me tomé el tiempo de leer la sinopsis y ver el avance en la página web. Lo primero que llamó mi atención fue la “visión romántica” con la que presentan la historia. 

Según la sinopsis, Alejandra, la protagonista, regresa al Perú después de 20 años y descubre que su padre, a quien daba por muerto, está vivo y preso por haber militado en un grupo subversivo. Como verán, se relativiza la historia criminal del padre, llamándolo “militante de un grupo subversivo”, cuando en realidad fue un terrorista de Sendero Luminoso. 

Según el director Calero, la película aborda el conflicto armado interno que vivió el Perú en la década de los 80 y principios de los 90. Es necesario que aclaremos que en el Perú, no se vivió un conflicto armado interno y tampoco una guerra de baja intensidad: otra frase que utilizan los izquierdistas para caracterizar esta época. El Perú sufrió el ataque criminal de una horda de asesinos terroristas que acabaron con la vida de miles de peruanos, en su mayoría civiles y que además causaron miles de millones de dólares en pérdidas para el país. 

Estos grupos de asesinos terroristas fueron derrotados por las fuerzas armadas de nuestro país durante el gobierno de Alberto Fujimori, por más que les cueste reconocer a los comunistas. En nuestro país no se firmó un acuerdo de paz como sí se hizo en Colombia entre el gobierno y los terroristas de las FARC. En el Perú, los principales cabecillas de Sendero Luminoso y el MRTA fueron apresados, juzgados y sentenciados por sus crímenes. 

Lamentablemente se pensó que los terroristas ya habían sido derrotados y que no representaban un peligro para la sociedad. ¡Cuán equivocados estuvimos! Si bien los derrotamos en el campo de las armas, los terroristas supieron cambiar su estrategia para combatir desde las aulas de los colegios y universidades, con la ayuda de la tribuna de muchos medios de comunicación. 

No es una causalidad que los terroristas se hayan infiltrado en los sindicatos de maestros públicos y en el Ministerio de Educación. Con esta acción han tratado de reescribir la historia que se enseña en las instituciones educativas. La mayoría de la juventud peruana no puede identificar al asesino Abimael Guzmán en una foto y menos decirnos quién es.

Tampoco es casualidad que se hayan adueñado del Ministerio de Cultura y de los millones del presupuesto que maneja dicho ministerio para financiar películas que relativizan los crímenes terroristas como en “Hugo Blanco – Río Profundo” o en “La Piel Más Temida”. 

La estrategia descrita anteriormente ha estado y sigue siendo apoyada por los caviares. Personajes como Rosa María Palacios, Pedro Salinas o Nicolás Lúcar son los primeros en apoyarla y promocionarla. 

Desde esta columna pregunto: ¿tiene sentido gastar 670 mil soles de nuestros impuestos (los comunistas no suelen pagar impuestos) para financiar una película como esta?

La congresista Adriana Tudela presentó un proyecto de ley hace unos meses para modificar la Ley de Cine. Según la propuesta de Tudela, solamente podrían acceder a financiamiento estatal las películas que tengan aseguradas el 50% del costo total de su producción. 

Ni bien fue presentado este proyecto, saltaron hasta el techo los interesados de siempre. Los productores, cineastas, artistas, críticos de cine, asociaciones y colectivos del cine nacional, montaron una compaña en contra del proyecto de ley de la congresista Tudela. 

Según ellos, lo hacen en defensa del cine nacional, cuando en realidad sabemos que lo hacen para defender sus propios bolsillos, al ser ellos los que reciben millones de soles en subsidios del estado sin ningún tipo de fiscalización. Lo que es peor, desde mi punto de vista, producen películas ideologizadas con el fin de avanzar su agenda izquierdista.

Al terrorismo hay que llamarlo por su nombre: TERRORISMO. A los asesinos de dichos grupos también hay que llamarlos por su nombre: TERRORISTAS. No es tan difícil de comprender. 

No podemos permitir que los caviares y comunistas reescriban la historia, para que las futuras generaciones de peruanos conozcan lo que realmente vivió nuestro país. 

Repitan después de mí: se llama TERRORISMO.

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Uri Landman
Gerente General de Motorama S.A., empresa fundada hace más de 60 años en el Perú, dedicada a la distribución y comercializamos de repuestos para la marca Ford a nivel nacional. Bachiller en ingeniería mecánica de la Universidad de Miami (1992), Grado de maestría en ingeniería mecánica con especialización en motores de combustión interna en la universidad de Miami (1994). Desde hace tres años colabora como analista político en varios portales web como lampadia, café viena y la abeja. También colabora con la edición impresa de El Tiempo de Piura. Ha colaborado con publicaciones en la versión digital de Expreso y Montonero.

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